La comunidad clarisa es un ejemplo vivo de compromiso, tolerancia e integración, formada por mujeres de distintos países que centran sus esfuerzos en un objetivo común: la oración y su entrega a los demás.
En el actual proceso de ingreso en la orden, la formación tanto religiosa como personal es fundamental. Se divide en tres fases y dura un mínimo de seis años, en los que se experimenta de modo progresivo la forma de vida franciscano-clariana: el postulantado, que dura un año, el noviciado, dos años, y la profesión temporal, tres años, tras la cual se procede a la profesión solemne. Estos niveles proporcionan progresivamente una serie de actitudes y conocimientos necesarios para la vida conventual.
Para el gobierno interno de la congregación existen distintos cargos: la abadesa, la Vicaria y las Discretas que se eligen en votación secreta cada tres años. La abadesa o madre superiora, es asesorada tanto por la vicaria, que asume sus funciones durante su ausencia, como por el discretorio es decir un pequeño grupo de hermanas que participan en la toma de decisiones.
En España existen 250 conventos de clarisas que se agrupan en 8 federaciones. El Convento de Santa Clara de Zafra pertenece a la federación de la Provincia Bética.